Aranjuez y la Feria de Abril
Una festividad sin identidad cultural corre el riesgo de
carecer de sentido. Coincidiendo con la recolección del esparrago verde se
podría hacer lo mismo pero con un motivo gastronómico que integre los valores
locales.
Es bueno que haya fiestas donde
se divierta el personal y cuya celebración levante los ánimos hosteleros, hasta
ahí todo perfecto. Que haya una atracción más para desfogar y cautivar a los
que están de paso puede ser hasta saludable, pero no estaría de más dotarlas de
identidad para no caer en un corta y pega de estereotipos folclóricos.
Normalmente las fiestas locales tienen que ver con la época recolectora, ganadera,
por un producto dado o por un acontecimiento, etc. La Feria de Abril en
Aranjuez en consonancia con la festividad sevillana no solo deja perplejo por
no venir a cuento, además pone en entredicho la imaginación y determinación por
lo nuestro. Quiero creer que vivo en un sitio con sus propias costumbres y
atributos, y no pegado a un palacio donde
en ocasiones celebramos el FITUR de los bares y las fiestas son rediles sin
contenido. Contagiarse del ánimo de otros lugares es digno, no obstante seamos
nosotros mismos.
El problema de que la Feria de Abril
no tenga cercanía hace que en vez de promover el verde Andalusí más bien se mueva
a título particular el verde del parné. Que viva Andalucía, pero que la Feria
de Abril sea organizada por las asociaciones andaluzas para que nos enseñen la
esencia cultural, a diferencia de lo que promueve el consistorio de ponernos tóciegos y poco más. Cuando las fiestas
no son populares lo que sucede es que la actividad social pasa de ser el eje principal
a ser mera mercancía; argucias para reanimar lo que ya hay a raudales en cualquier
fin de semana. La Feria de Abril per se
no es mal invento, pero seamos honestos y recordemos esta fiesta por el motivo correspondiente
sin tanta pompa absurda. Que sea, por ejemplo, la fiesta “canina”, de cuando estábamos caninos en un momento desfavorable y
se llevó a cabo para que los establecimientos levantaran cabeza y aumentar la oferta
de ocio en tiempos aciagos. Quizá así valga para recapacitar en tiempos
venideros y podamos seguir celebrando dentro de 150 años una fiesta popular con
precios populares (precios bajos como en su origen) y no sacar el ansia viva de
todo para la buchaca y cada año más caro y más esnob. Por eso lo de la
identidad y popularidad, para vincular a la gente y que pueda tomar parte llevando
implícito algo cultural del por qué se hace.
Para no caer en saco roto, a
riesgo de hacer también el ridículo, propongo que la Feria de Abril o mayo sea
para hacer la festividad del esparrago verde que es justo su momento óptimo de
recolección. En pueblos de Castilla y Navarra se hace las fiesta del esparrago
blanco exponiendo el producto de mil maneras a la vez que se ponen hasta las
cartolas comiendo y bebiendo. Al final, si se quiere es lo mismo, pero con un
motivo gastronómico de un producto hortícola donde podamos vernos reflejados y
de paso dar a conocer la alegría de la huerta.
Ahí lo dejo.
Carlos Martín
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