Nota de Prensa
Grupo Municipal Acipa
EL PLAN ECONOMICO
FINANCIERO PRESENTADO POR EL GOBIERNO NI ANALIZA LAS CAUSAS QUE NOS HAN LLEVADO
A LA QUIEBRA, NI UNAS MEDIDAS REALES QUE NOS AYUDEN A ALCANZAR EL OBJETIVO DE
REDUCIR LA DEUDA Y SOBRE TODO IMPIDE PONER EN MARCHA UN PLAN REAL Y ASUMIBLE
QUE PERMITA SALIR DEL AGUJERO EN EL QUE NOS ENCONTRAMOS.
Sin embargo, pese a
compartir el fondo del acuerdo entre Aranjuez Ahora, Ciudadanos e In-par, seguimos
creyendo que TODOS los partidos de la corporación deben estar presentes en una
negociación que llegue a un nuevo acuerdo económico en costes políticos que
suponga un ahorro.
La pasada semana, se presentaba a los grupos
políticos para su debate en comisión, un Plan Económico Financiero, con el fin
de corregir las variables macroeconómicas de nuestra ciudad que experimentan a
día de hoy un considerable deterioro. Todo Plan Económico-Financiero debe
recoger una serie de previsiones a medio y largo plazo y, pese a su grado de
incertidumbre, debe marcar la senda que debe tomar una administración, conocer
las desviaciones, sus causas, corregirlas y vigilar para que no se vuelvan a
producir. Las tres patas en las que se fundamentaría, por tanto, debería ser
una primera de análisis y diagnóstico de las causas que han originado la
situación de desequilibrio a fin de detectar problemas estructurales. Una
segunda, la de adopción de una serie de estrategias y medidas encaminadas a
alcanzar unos objetivos, que no son otros que la corrección de los desequilibrios,
y una tercera, que es la puesta en marcha del Plan y el correcto seguimiento
del mismo. En el caso que nos ocupa, la diagnosis se circunscribe solo a
exponer las variables que se incumplen. Dicho de otra manera, se hace una
enumeración de la manifestación del problema, de sus signos o síntomas, pero no
de aquello que ha originado la aparición de los síntomas.
El
Plan no analiza las causas que han llevado a Aranjuez a la quiebra.
Esta consideración no es fútil, pues
difícilmente se puede poner solución a algo que ni siquiera se considera. El
Plan expone y detalla las magnitudes y variables que se han desequilibrado,
pero como decíamos más arriba, no analiza el por qué se han desequilibrado. El
Plan se apoya en información de ingresos, gastos, presupuestos procedentes de
las últimas liquidaciones de ejercicios, cuenta 413, estado de la deuda,
Periodo Medio de Pago y nivel de endeudamiento. En el capítulo de deuda con entidades
financieras, el endeudamiento del municipio a cierre de 2015 se sitúa en el
195,19% de sus ingresos corrientes (si consideráramos la deuda total, el
porcentaje sobre dichos ingresos sería considerablemente superior) El plan se
limita a afirmar que los problemas de solvencia pueden deberse a un “exceso de
endeudamiento que provoca el incremento de la carga financiera (…) que hace
imposible que sea absorbida por los ingresos corrientes de la entidad
desembocando en un ahorro neto negativo”. Es decir, se nos expone un dato
contrastado y contrastable, pero no ahonda en las razones que nos han llevado
ahí, por lo que las esperanzas de poder ponerle freno a esta espiral se reducen
si ni siquiera conocemos las razones. La suscripción por parte del Ayuntamiento
de diversas operaciones de crédito (como el fondo de ordenación para el pago de
las sentencias firmes de Incocasa y Maconsa el pasado 31 de julio de 2015, que
rozaban los 10 millones de euros, o el fondo de pago a proveedores de 2012 y
2013) han supuesto un aumento sustancial de la deuda financiera y, lo que es
peor, ha puesto al Ayuntamiento de Aranjuez bajo la estricta tutela del
Ministerio de Hacienda. Tutela que obliga al cumplimiento de una serie de
condiciones, condiciones que no solo no se cumplen sino que se desvían cada vez
más, y el propio Ayuntamiento es incapaz de asumir incluso la deuda financiera
adquirida para pagar deudas anteriores. La prueba más flagrante la tuvimos el
pasado mes de agosto, cuando el equipo de gobierno quiso acogerse a otro fondo
de ordenación para pagar una parte de la sentencia de Incocasa (1,4 millones de
euros) y dilatar más en el tiempo la amortización de los pagos del fondo de
proveedores, a costa de elevar la presión fiscal a los Ribereños. Una patada
hacia adelante que pudo ser frenada por el voto contrario unánime de acipa y el
resto de la oposición.
Un
desastre sobrevenido tras tres décadas de mala gestión y diferimiento de las
deudas
La situación crítica en la que se encuentra
Aranjuez no ha sido creada en un día, sino que es producto de años y años de
gestión deficiente, de sobreestimación de ingresos, de proyectos faraónicos que
se han quedado en el papel, de poca o nula austeridad en el gasto y, justo es
decirlo, el poco (por no decir nulo) apoyo que ha tenido Aranjuez a la hora de
desarrollar sus proyectos estratégicos (progresivo deterioro del tejido
productivo, en especial el industrial, campus universitario en Legamarejo,
deficiencia y obsolescencia de las comunicaciones, canal olímpico de remo y
piragüismo, plataforma logística, destrucción progresiva e impune del río Tajo,
“descapitalización” Patrimonial sostenida…)
El proceso de involución económica de Aranjuez
ha tenido una larga, pero sostenida trayectoria, cuyos orígenes se remontan
incluso antes de la constitución de los ayuntamientos democráticos. Aranjuez
fue tradicionalmente un núcleo de intensa actividad agraria, siendo una ciudad
abastecedora de productos de alta calidad para terceros, especialmente
destinados al mercado de Madrid, sobre todo hortofrutícula. El sector agrícola,
generador de ingresos para la ciudad, es progresivamente abandonado. La
mecanización, mejora de las comunicaciones de la meseta con el sudeste
peninsular y los menores costes de producción en estas zonas fueron debilitando
progresivamente el sector, perdiéndose cuota de mercado. El irracional saqueo
del río Tajo y su entrega incondicional al Levante ha supuesto el tiro de
gracia para un sector otrora vital para Aranjuez.
En los años 50, la España autárquica intenta
tímidamente potenciar su industria basándose en principios proteccionistas. Y
es en la provincia de Madrid donde se instalan las empresas de mayor tamaño, en
especial en los núcleos principales y cabeceras de comarca, como fue el caso de
Aranjuez, ya que nuestra ciudad ofrecía unos atractivos incuestionables
(excelentemente comunicado, orografía favorable, la presencia del principal río
del país, el Tajo y proximidad a la capital de España) En esta época se
instalan en Aranjuez la Compañía Española de Penicilina y Antibióticos (CEPA),
hoy en día perteneciente a la división de Farmacia de Ercros, Lever Ibérica,
que conjuntamente con la Azucarera, Manufacturas Fotográficas Españolas (MAFE,
después Agfa…) y Experiencias Industriales, fundada en 1921… hacen de Aranjuez
uno de los mayores polos industriales de la región, sobre todo en el ámbito
químico, metalúrgico y en el de las incipientes nuevas tecnologías. No
obstante, con el tiempo los núcleos industriales tenderán a instalarse en las
proximidades de las vías de comunicación, quedando núcleos bien comunicados
como Aranjuez, pero un tanto alejados de la capital respecto a otras
ubicaciones, relegados a un segundo plano, fuera del crecimiento experimentado
en el área metropolitana de Madrid.
A finales de los 80, los 90 y los años que
llevamos de siglo XXI han supuesto un auténtico exterminio industrial, con un
sector que progresivamente ha ido perdiendo peso en Aranjuez. Dicho cierre de
empresas ha supuesto un duro golpe para las finanzas de la ciudad, mermando claramente
sus ingresos y empujando a muchos de sus trabajadores a crear riqueza y
prácticamente a residir fuera de la ciudad, quedando poco a poco Aranjuez
convertido en una ciudad dormitorio. Aranjuez sigue con un plan general vigente
con 20 años de antigüedad, que está prácticamente obsoleto (20 años en el
urbanismo de España son un mundo) Un plan que no ha servido para atraer
industria ni para hacernos competir en condiciones ventajosas. El último
mazazo, además del cierre de Unilever, ha sido la pérdida de un proyecto
estratégico para Aranjuez como era la Plataforma Logística Intermodal, a favor
de otros municipios que sí han sabido aprovechar las potencialidades que
tenían.
Desde acipa llevamos años advirtiendo a los
gobiernos sucesivos que una ciudad de casi 60.000 vecinos no puede
desarrollarse con un solo polígono como el Gonzalo Chacón, con sectores
completamente obsoletos como el del Automóvil y con proyectos faraónicos que se
quedan en nada. Y respecto al desarrollo inmobiliario experimentado en Aranjuez
en los últimos años, decir que hoy en día es fácil defender la cantidad de
abusos cometidos y la falta de un modelo claro y definido para Aranjuez. El
estallido incontrolado de la burbuja inmobiliaria que ha supuesto la
devaluación del suelo de Aranjuez hasta en un 50% permite ver las cosas más
nítidas. Sin embargo, en su momento defender esta idea no contó con la misma
comprensión.
Hoy Aranjuez roza los 60.000 habitantes, y
tiene un parque residencial edificado de alrededor de 24.000 viviendas, de las
que aproximadamente 3.000 son unifamiliares (12% del parque de viviendas
totales) Este parque de viviendas no se generó de manera sostenida y constante,
ya que el 35% se construyó entre 2000 y 2009, casi el triple que en los 90 y
seis veces más que en la década de los 80. Este crecimiento desenfrenado de los
últimos años, pese a generar pingües beneficios en forma de impuestos (obras y
construcciones, IBI, vados…) también ha supuesto un aumento sustancial de las
necesidades de inversión y mantenimiento. Barrios extensos como el de la
Montaña (250 hectáreas, con calles arboladas, tan grande como todo el resto de
la ciudad pero en el que hay edificadas solo la séptima parte del parque de
viviendas de Aranjuez) fueron planificados sin tener en cuenta los recursos
necesarios para ser mantenidos debidamente, y hoy sufren una indecente
situación de abandono y de carencia de servicios. Y todo ello teniendo en
cuenta que desarrollos tan grandes o incluso mayores (como Cabezadas) no fueron
ejecutados por colapso del mercado inmobiliario y bloqueo institucional.
Un
problema de caja
La intensidad de la recesión sufrida desde
2008, desconocida en más de medio siglo, ha supuesto una drástica reducción de
la recaudación tributaria, desplomando los ingresos en tanto que los gastos
vinculados con la prestación de los servicios públicos se han mantenido
constantes o al menos no han disminuido en la misma proporción, creándose un
déficit de caja y la insuficiencia de liquidez inmediata para poder afrontar
los pagos, lo que a su vez ha generado el diferimiento de los pagos de un
ejercicio a otro, aumentando progresivamente la bola de deuda. El problema de
Aranjuez es que sus problemas (valga la redundancia) no son coyunturales, ni
mucho menos derivados de la crisis inmobiliaria y financiera de 2008 (aunque ha
contribuido decisivamente a agravarlos) Los problemas de Aranjuez son
estructurales, y por esa razón la ciudad a duras penas se repuso de la crisis
de mediados de los noventa, para lo cual puso todos los huevos en la cesta del
ladrillo, se resintió con la crisis de principios del 2000, y se ha desplomado
definitivamente con el estallido de la burbuja y la crisis europea de la deuda.
El volumen de la deuda que arrastra Aranjuez (enormemente difícil de
cuantificar, entre la deuda con entidades financieras, que alcanza los 90
millones de euros, la deuda incluida en la cuenta 413, que alcanza los 12
millones de euros, la deuda que se arrastra con la empresa que realiza la
recogida de basura, que supera los 15 millones de euros, entre otras… pero que
aproximadamente ronda los 150 millones de euros) con ser en sí misma una losa,
es menos preocupante que el problema de caja, que agrava notablemente la
primera circunstancia. La solución a esta situación no está, evidentemente, en
aumentar la presión impositiva, en un momento en el que las rentas familiares
están acusando las subidas de impuestos estatales de los últimos años, y en un
momento en el que el tejido comercial de Aranjuez arrastra graves problemas
debido al desplome del consumo.
El
Plan Económico Financiero parte de un escenario poco realista
Recogiendo las palabras del propio documento,
para “definir con precisión las variables y medidas que permitan proyectar las
cifras en el Plan Económico Financiero para este periodo, se establece el
posible escenario (…) de mantenimiento económico, mantenimiento de la actividad
económica, de los ingresos locales y mantenimiento o posible reducción de los
servicios públicos derivados de la falta de incremento de ingresos…”
Consideramos que este escenario, que podríamos calificar de neutro, es poco
realista. Evidentemente, es un documento estimativo y nadie posee el don de la
clarividencia, pero ya disponemos de evidencias y de conocimiento para poder
deducir que ese, muy probablemente, no va a ser el escenario de los próximos
dos años. Aranjuez debe afrontar el cierre de las dos sociedades privadas de
capital 100% municipal como son Aranjuez Desarrollo y Empleo S.A., Adesa, y la
Sociedad Local del Suelo y la Vivienda de Aranjuez. En el caso de la primera,
ya aprobada la cesión global de activos y pasivos, nos encontramos además con
la incierta situación de su personal, inmersos en un proceso judicial con el
Ayuntamiento, con posibles repercusiones directas en el capítulo 1 de los presupuestos,
precisamente la variable que pide insistentemente reducir el Ministerio. En el
caso de la Sociedad Local del Suelo y la Vivienda (savia) la situación es más
problemática por magnitud (20 millones de euros de pasivos, y 30,7 millones de
activos) y por estar inmersa en un proceso concursal sin convenio previo con
asesores, con incierto futuro (bien por liquidación de sus bienes o bien por
concurso con convenio, ya dentro del proceso concursal, que suponga la asunción
por parte del Ayuntamiento de los activos y los pasivos financieros y
comerciales del ente. Las consecuencias para el Ayuntamiento de Aranjuez de
este proceso, como decíamos, incierto, serían muy distintas en ambos casos, y
ni siquiera están contempladas. O al menos, no suficientemente.
Como entendemos que tampoco contempla
suficientemente el complicado horizonte judicial que debe afrontar el
Ayuntamiento de Aranjuez. Las sentencias que no fueron pagadas vía fondo de
ordenación este pasado verano (que recordemos, iba acompañado de subidas de
impuestos y tasas) siguen sobre la mesa, en especial el reconocimiento de 1,4
millones en concepto de intereses que aún se deben a Incocasa (derivados a su
vez del mal Plan de 1996 y su no menos mala gestión posterior y la enorme
sentencia contraria de 10 millones de euros mencionada antes que obligó a
endeudarnos aún más con el Estado para poder pagarla) y que bloquea
transferencias de crédito y modificaciones presupuestarias en tanto en cuanto
no sea abonada. A esto hay que sumarle la cuantía de la sentencia sobre el
desarrollo de Cabezadas (otro “regalito” del PGOU de 1996, de su mala gestión
posterior y de los bandazos urbanísticos de la Comunidad de Madrid) que a día
de hoy no se nos ha facilitado a los grupos políticos de la corporación
municipal pese a ser solicitada por registro, que ha sido recurrida sin que
sepamos exactamente con qué criterios jurídicos (ya que como decíamos ignoramos
su contenido) y sin que obviamente sepamos el posible éxito del recurso. Ni
siquiera sabemos exactamente su cuantía, pero al parecer oscilaría entre los 10
y los 16 millones de euros. Sin comentarios.
Medidas
estructurales, no coyunturales
Tal y como dijimos en el pleno extraordinario
del pasado mes de agosto sobre la adhesión al enésimo fondo de ordenación
ministerial, Aranjuez lleva muchos años torciéndose, y haría falta una mano
férrea para poder enderezar la situación. Dichas medidas deben ir a la raíz del
problema. Raíz que como decíamos, ni siquiera se explicita, y no creemos que
sea porque se desconozca. Las medidas aportadas sobre ingresos y gastos, sobre
recursos y empleos no financieros, más las que podamos aportar desde los grupos
municipales, son una mera gota en un océano de soluciones que deben ser tomadas
a más alto nivel.
Las reducciones de costes de personal vía
jubilaciones, recogidas en el plan de ajuste que fue votado en contra por
acipa, no tienen sentido sin realizar previamente una correcta catalogación del
personal, una relación de puestos de trabajo que supuestamente está casi
terminada (lleva años casi “terminada”) que optimice una plantilla municipal
que no debe ser en ningún caso reducida, sino ordenada para que no haya
secciones infradotadas. Amortizar plazas vía jubilación no es la solución
cuando esa catalogación previa, ya que supondría pérdida de recursos básicos,
más cuando se habla por otra parte del refuerzo de secciones como la de
recaudación y la reducción de contratos externalizados. Respecto al contrato
vigente con la empresa de recogida de basuras, se habla de una reducción de 450.000
euros, tras un “novedoso” y “revolucionario” nuevo pliego que implicará mejoras
en el servicio, ampliación de las zonas en las que actuar (como La Montaña,
sector Agfa y Las Artes) sin por ello menoscabar las condiciones laborales de
los empleados. Sin embargo, ese plan novedoso aún no ha sido presentado, como
tampoco se ha presentado el plan de ahorro en suministro de energía eléctrica,
del que estiman supondrá un ahorro neto de 300.000 euros, mejorando además el
servicio y el estado de las instalaciones (teniendo en cuenta lo obsoleto de
las mismas y que haya a día de hoy barrios que pasan más tiempo con las luces
apagadas que encendidas)
Entendiendo que las medidas que se deben
adoptar tienen que ser de un considerable calado y tener vocación de solución a
medio y largo plazo, y no solo a corto, como pueden ser los ingresos en
concepto de impuesto de construcciones, instalaciones y obras del laboratorio
criminalístico de la Guardia Civil, desde acipa compartimos y hacemos nuestras
las propuestas de los grupos municipales de Aranjuez Ahora, Ciudadanos e In-Par,
y singularmente (tal y como recalcamos también el pasado 9 de agosto)
entendemos los cuatro grupos que las medidas de ajuste que se tengan que tomar
deben empezar principalmente por los miembros de la Corporación municipal, pues
tanto los cargos públicos, los empleados municipales y los ciudadanos de
Aranjuez (todos lo somos) estamos en el mismo barco. Desde acipa siempre hemos
defendido que el ahorro real está en la gestión. Es indudable que a la
situación actual no se ha llegado por causa de los emolumentos percibidos por
las corporaciones precedentes, y una reducción actual en las mismas no va a
solucionar la situación estructural y muy grave de nuestras finanzas. Sin
embargo, en esta coyuntura, se hace necesario un gesto, un sacrificio personal
ante una situación extrema. Hay además que explicarle tanto a empleados
públicos como al resto de la ciudadanía la verdad descarnada, sin edulcorarla
de ninguna manera. El pasado 9 de agosto se nos habló de los gravísimos
desastres que sobrevendrían si no se aprobaba el fondo de ordenación, pero pasó
el Pleno y pareció que no había pasado nada, volviendo todo el mundo a sus
quehaceres mundanos. Evidentemente, claro que la situación es grave y de no actuar,
el Ayuntamiento de Aranjuez, sometido ya de facto al control y la estrecha
vigilancia por parte de las autoridades económicas del Estado, puede ser
intervenido en su totalidad, cediendo el control directamente al ministerio, y
con presumibles graves consecuencias tanto para empleados municipales como para
ciudadanos. Por tanto, todos debemos ser conscientes de la situación, todos
debemos ser corresponsables, pero en ese orden de prioridades los vecinos de
Aranjuez deben ser los últimos en asumir las consecuencias de muchos años de
mala gestión que ha sido ajena a ellos.
Sin embargo, como dijimos el mes de junio de
2015, nada más comenzar la legislatura, esta corporación debe ser capaz de
sentarse, todos juntos, y alcanzar una solución en materia de reducción de
costes en la estructura política, sin imposiciones de ningún grupo hacia otro y
que dejen satisfechas a todas las partes. Ya sabemos cómo acabó aquello, con un
acuerdo a dos bandas que dejó sin medios suficientes a los partidos de la
corporación con menor representación. Ese mal acuerdo debe ser cambiado, pero
sin caer en los mismos errores y contando con un consenso amplio, porque de lo
contrario será tan malo como aquel, aunque concite más acuerdo que la mayoría
de 15 de los dos grandes partidos. Un acuerdo que sea capaz de ahorrar, capaz
de decirle a los ciudadanos que somos sensibles, que somos capaces de bajarnos
de nuestra torre de marfil (de lo que tantas veces se nos acusa) y ver la
realidad que nos rodea, pero sin banalizar tampoco la acción política que
también requiere una responsabilidad adicional.
Aranjuez, ciudad en la que confluyen muchas
administraciones, en la que las competencias de una administración muchas veces
se solapan con las de otra, y en la que -como en toda España- el patito feo es
la administración local, teniendo que asumir gastos impropios- tiene que ser
capaz de implicar y contar con la complicidad de todas ellas (Ministerio de
Fomento, Adif, Comunidad de Madrid, patrimonio Nacional, Confederación
Hidrográfica del Tajo, etc…) para que podamos salir todos de este marasmo, y
las grandes medidas deben ser tomadas al más alto nivel. Como no puede ser de
otra manera, desde acipa colaboraremos en lo que sea necesario tanto con el
equipo de gobierno como con el resto de grupos (con los que nos une la lógica
preocupación por la situación y las actuaciones a seguir) como hemos venido
haciendo desde nuestra existencia como partido, pero obviamente con una
colaboración que debe ser bidireccional, y sin cartas marcadas.
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